Apr
23

diccionarioEste artículo ha sido publicado hoy en El País. No dice nada especialmente nuevo, pero al menos sirve para llamar la atención sobre la situación del sector.

La traducción europea pide auxilio

Los profesionales hablan de los males que aquejan al sector y exigen apoyo a la UE – El objetivo prioritario es defender las lenguas minoritarias frente al peso del inglés

MIGUEL Á. VILLENA (ENVIADO ESPECIAL) – Bruselas – 23/04/2009

Umberto Eco ya dijo que la auténtica lengua de Europa es la traducción. La ironía del famoso escritor italiano no deja de tener su fondo de verdad en una Unión Europea (UE) donde conviven 23 idiomas oficiales hablados en los 27 países miembros, todo ello sin incluir la existencia de más de medio centenar de lenguas regionales sin Estado.

Umberto Eco ya dijo que la auténtica lengua de Europa es la traducción. La ironía del famoso escritor italiano no deja de tener su fondo de verdad en una Unión Europea (UE) donde conviven 23 idiomas oficiales hablados en los 27 países miembros, todo ello sin incluir la existencia de más de medio centenar de lenguas regionales sin Estado. Al hilo de la sentencia de Eco, un centenar de profesionales de la traducción y de la edición, así como responsables culturales de toda la UE se reunieron el lunes en Bruselas en una conferencia para pedir medidas de apoyo al sector como forma de asegurar la diversidad cultural y el plurilingüismo.

Los participantes de la cita se comprometieron a mejorar las condiciones de los traductores literarios, a respaldar a los editores que favorezcan las versiones a otros idiomas, a desarrollar iniciativas como la de una red de librerías europeas -al estilo del programa de cine Media-, y a crear un observatorio europeo del sector que podría fijar su sede en Toledo, una ciudad con una larga tradición a través de su Escuela de Traductores.

Entre los principales desafíos se halla la necesidad de escapar a la absoluta hegemonía del inglés y la urgencia de favorecer más las traducciones entre las lenguas no mayoritarias. El impulso de las traducciones literarias, como garantía de defensa de los idiomas minoritarios, apareció como eje de varias intervenciones. El propio presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, reconoció: “No albergamos resentimientos contra el inglés, pero en la era de la globalización debemos mostrar más interés por lo que otros escriben o hacen”.

De hecho, alrededor de la mitad de traducciones en la UE procede del inglés como lengua de origen, y el 80% de las versiones de cualquier idioma se vierte a este idioma, al francés o al alemán, según estudios recientes difundidos en Bruselas como documento de trabajo de la conferencia. El español alcanza un 2,6% de las traducciones como lengua de destino, según datos del año 2006.

La británica Ros Schwartz llegó a decir que los traductores cobran unos sueldos muy inferiores a los salarios de los metalúrgicos y algunas intervenciones se centraron en las penosas condiciones laborales e intelectuales en las que realizan su tarea: una de ellas se refiere a la autoría del traductor. “En bastantes ocasiones”, señalaron algunos, “ni siquiera aparecen nuestros nombres en las solapas o en las primeras páginas de los libros”. No obstante, la cita de Bruselas, auspiciada por Barroso y que tendrá continuidad en próximas conferencias, estaba dedicada más a cuestiones culturales que sindicales o profesionales, unos aspectos en los que la UE carece de competencias.

Al abundar en ese aspecto, Heinrich Schmidt-Henkel, representante de una asociación de traductores germano-hablantes, fue muy elocuente cuando afirmó: “No contamos apenas con ayudas para los traductores literarios y, por otra parte, los esfuerzos públicos deberían destinarse más a ampliar la enseñanza de idiomas en los niveles de secundaria de toda Europa que en abrir facultades de traducción”.

“¿Pueden formarse los traductores literarios?” se preguntó Schmidt-Henkel, para responder que su preparación plantea idénticos problemas a los que tienen los escritores. “Los traductores somos los segundos autores de una obra”, manifestó en una opinión suscrita por casi todos los asistentes. En lo educativo, la rectora de la Universidad para Extranjeros de Perugia (Italia), Stefania Giannini, lamentó que “se haya perdido el ejercicio de la traducción como práctica de aprendizaje” y abogó asimismo por un incremento de las horas dedicadas a la enseñanza de idiomas en los distintos ciclos educativos.

Junto al fomento escolar de los idiomas, surgieron otras iniciativas que pedían a las autoridades europeas mayor agilidad a la hora de la concesión de becas o subvenciones. Javier Santillán, editor de Gadir, uno de los pocos españoles invitados a la conferencia de Bruselas, reclamó más respaldo económico y menos burocracia a la hora de incentivar las traducciones literarias. “En ocasiones”, dijo, “he desistido de pedir ayudas por la complejidad del proceso. De otro lado, está muy bien el apoyo a los traductores, pero si no aumentamos la demanda de versiones a otros idiomas por parte de las editoriales, no vamos a ningún sitio”.

Entre las posibilidades que se barajaron en este apartado figuró la propuesta de varios editores de subvencionar la traducción de obras clásicas de la literatura europea a todos los idiomas oficiales de la UE.

Uno de los ponentes de esta cita sobre la traducción literaria, el escritor iraquí Younis Tawfik, aludió a la posibilidad de que la Escuela de Traductores de Toledo, una institución de origen medieval, acogiera en el futuro un Observatorio europeo sobre el tema orientado a hacer un seguimiento del sector. Afincado en Italia, este autor iraquí defendió el papel de puente que las traducciones pueden jugar entre las distintas culturas. Aunque la mención a Toledo fue sólo una iniciativa en boca de algunos asistentes, funcionarios de la comisaría de Multilingüismo de la UE, que dirige el rumano Leonard Orban, mostraron su simpatía por esa propuesta que podría concretarse durante la presidencia española de la UE en 2010. En esa línea, la nueva ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha anunciado su propósito de impulsar las ayudas a la creación literaria y a las traducciones.

Tanto Orban como otros responsables culturales se encargaron de recordar que Europa es la región donde más se traduce y desde hace más tiempo. “La diversidad lingüística de Europa ha de contemplarse como una riqueza y no como un inconveniente”, repitieron varios participantes. “La propia UE”, explicó Durão Barroso en la apertura de la conferencia, “es una de las más importantes empleadoras del sector con un millar de intérpretes y unos 2.400 traductores para 23 idiomas”.

23 idiomas oficiales en 27 países

– Los 27 miembros de la Unión Europea cuentan con 23 idiomas oficiales y unas 60 lenguas regionales sin Estado.

– En el año 2004 se tradujeron un total de 73.791 libros en el conjunto de Europa, frente a los 48.132 traducidos en 1979, según datos de la Unesco.

– Francia ha superado en los últimos años a Alemania como principal mercado para las traducciones.

– Alrededor de la mitad de las traducciones en la UE procede del inglés como lengua del libro de origen.

– Inglés, francés y alemán suponen casi el 80% de las traducciones como lengua de destino. El italiano figura con el 3,46 y, a continuación, el español con el 2,43.

– China es el mercado emergente más importante para los libros procedentes de la Unión Europea.